viernes, 25 de abril de 2014

Ahí si me disculpan, yo NO soy diabética... yo TENGO diabetes.

Hace unos días leí en un blog sobre el efecto de la palabra "diabético" en las personas con diabetes. En mi experiencia al inicio me daba peña decirle a mis amigos, sólo muy pocos lo sabían. ¿Por qué lo ocultaba? Porque a pesar de que yo no me sentía diferente conocía el concepto que se tiene del "diabético": persona enferma, se va a morir, tiene complicaciones, final inevitable, "pobre gente" y un largo e interminable etcéteras que provienen solamente de la ignorancia, la cual se incrementa con falsos "médicos" que "curan", comerciales de televisión donde no se le puede abrazar al "diabético" porque le duele. Todo eso me hacia ocultar mi enfermedad para evitar lo que parecía inminente: el rechazo.

Fueron años de trabajo, auto conocimiento y conocimiento de la enfermedad lo que me ayudo no sólo a dar la cara y decir "tengo diabetes" sino a trabajar en quitar esa venda de los ojos sobre la diabetes a todos los que se dejen. Quitar esa venda que dificulta enormemente que las personas con diabetes lleven un control adecuado. Especialmente porque si no se acepta la enfermedad no se puede trabajar con ella, a qué me refiero, bueno, siempre uso esta analogía: supongamos que la diferencia entre tener diabetes y ser diabético es como tener un coche y ser un coche. Sí uno TIENE un coche y el coche anda fallando pues lo lleva al técnico (doctor), lo arregla, lo cuida, lo lava, le pone la mejor gasolina que pueda y que quede con el coche (no va a ponerle diésel a un coche que requiere gasolina premium) en fin, sabe lo valioso que es el coche y lo cuida para conservarlo lo más posible. Sí uno en cambio ES un coche, pues va a depender de lo que el dueño decida (en este caso el dueño termina siendo la diabetes porque se lo permitimos) así que dejamos que se ponga mal, no hacemos chequeos porque, siendo honestos, somos un coche, no tenemos decisión propia sino lo que nuestro "dueño" quiere hacer de nosotros, pero como nuestro dueño es solamente una enfermedad no hay control, no hay guía y tarde o temprano o terminamos desvielandonos o cayendo a un barranco. 

En lo personal me molesta y desata mi "furia Samurai" cuando me dicen: "ahhhh eres diabética". ¡Grrrr y más grrrr! "No, no lo soy", les respondo, "tengo diabetes que es diferente" y ¿por qué es diferente? Porque para mi, la diabetes es una condición en la que debo ajustar cosas (que seamos sinceros, muchos con o sin diabetes deberían hacer algunas) como ejercicio, alimentación y medicamento. La verdad es que ya ni lo siento diferente, en casa comemos bien porque nos gusta comer bien, no porque TENGAMOS que comer bien, nos gusta hacer ejercicio porque somos adictos a las endorfinas que liberamos y nos hace feliz, no porque TENGAMOS que hacer ejercicio. Tomamos o inyectamos las medicinas porque... Ahí si porque TENEMOS que hacerlo, pero lo hacemos porque sabemos que nos ayudan a estar controlados y eso nos hace estar bien.  

¿Por qué digo que en casa hacemos y tenemos? Podría pensarse que en dónde hay una persona con diabetes lo ideal es que toda la familia se una, cambien hábitos y eso es cierto. En mi caso, además de lo anterior es que, excepto nuestro hijo, mi marido y yo tenemos diabetes. Él tiene diabetes tipo 2 de diagnóstico temprano y a diferencia mía, después de su diagnóstico y antes de conocernos, si le ofrecían algo con azúcar decía (y dice) "no puedo, tengo diabetes" pero con un orgullo que ya quisiéramos muchos con diabetes, pero ¿qué hace que lo diga de esa forma? Lo hace porque sabe que cualquiera que lo viera no le creería que tiene diabetes, es más, creo que no se ha visto físicamente tan sano como ahora. Para mi es un ejemplo porque todos los días, así llegue cansado del trabajo, haya sido un buen día o malo, se va al gimnasio y hace sus rutinas de pesas, nadie lo tiene que convencer (a mi en cambio muchas veces es él el que me empuja a ir a entrenar). En mi casa vivimos con diabetes pero NO somos diabéticos, incluso podemos divertirnos con la diabetes dejando claro en cines lo potencialmente dulces que somos al asegurarnos que nos den refresco light y no regular o en el súper leyendo las etiquetas de los productos y rechazando lo que nos ofrecen diciendo "uhhhh ya viste la cantidad de carbohidratos que tiene y de esos ¡¡ x tantos azúcares!!"

Yo no soy diabética, nunca lo he sido y nunca lo seré. Yo no se sí moriré por la diabetes o porque un día me caiga un meteorito, pero lo que SI se es que no voy a ser diabética y espero convencer a más gente de que no lo sean. Yo se que seré una persona CON diabetes, al menos hasta que descubran una cura (aún parece lejano), pero una persona con diabetes como cualquier otra que no la tiene y haciendo cosas que incluso gente "sana" (aunque si me preguntan yo no me consideró enferma a menos que me de gripa o algo así) no haría, como correr un maratón.


Y retomando los controles, este domingo corro 21km en una carrera de la ciudad yeiiii y miedo!!! Me preguntaron la otra vez: "¿y cuanto tiempo vas a hacer?" La verdad no se, no me interesa (mientras no me vayan pisando los talones el tránsito y la ambulancia), me interesa llegar bien, completa, con un aprendizaje de mis glucosas en tal distancia, sin hipoglucemias, sin hiperglucemias. En fin, me interesa que sea un buen día para correr, porque hay días buenos y días malos, hoy fue un día bueno para entrenar: glucosa preentrenamiento 81 mg/dl + 1 jugo jumex sabor guayaba (no, no los promociono ni recomiendo, pero me han funcionado) com 22 g de carbohidratos (azúcares viles) + 7km = 93 mg/dl " Ü "

viernes, 18 de abril de 2014

El reto son 100 días...

Este post no tiene nada que ver con diabetes o con correr, o quizá tiene todo que ver con ello, porque al final, el vivir con diabetes tiene mucho que ver con la actitud con la que se toma el tener esta condición, mientras que el correr tiene mucho que ver con disciplina y hacer una y otra vez ciertas rutinas que te van fortaleciendo no sólo el cuerpo sino la mente. 

Hace un tiempo surgió un "movimiento" (por llamarlo así) llamado #100happydays, comencé a checar y se me hizo interesante la idea, aunque nunca me metí al grupo si comencé a poner en práctica algo de su "teoría".

La idea es que, siendo realistas, pocas veces se realza algo bueno. La mayor parte del tiempo tenemos las antenas listas para ver sólo lo malo y así es como se convierten nuestros días, sólo viendo lo malo, hasta que se vuelve algo tan cotidiano que ni siquiera nos damos cuenta. ¿Qué pasa si, al contrario de nuestra cotidianidad negativa, vemos lo positivo, aunque sea una cosa y lo realzamos y le tomamos foto o lo mencionamos (así como mencionamos la queja del tráfico, del jefe, del vecino, etc)? ¿Qué pasa sí reconocemos aunque sea una sola cosa que nos haya sacado una sonrisa en el día? Hay días en que aparentemente no pasa nada increíble o sorprendente, pero de repente volteamos al cielo y observamos que tiene un azul que nos tranquiliza y es entonces que una sonrisa aparece en nuestro rostro. O vemos a nuestro marido al lado y nos cae el veinte de que estamos perdidamente enamoradas por el simple hecho de ser ellos y eso nos hace feliz. O nos damos cuenta de la forma en que ha crecido nuestro hijo y observar que es un niño increíble, que es tu mayor logro en la vida y entonces, entonces sonríes. ¿Cómo es que no nos damos cuenta de ello todos los días?

Alguna vez me dijeron: "Si, pero hay gente, algunas veces la gente que más queremos o con quien convivimos todos los días los que nos resaltan lo malo. Es difícil ver lo bueno si cuando algo que te parecía increíble a tu otro referente se le hace una tontería". Pues fácil, sólo es malo si tu te dejas que sea malo, todo es cuestión de percepción. Lo importante es que a ti te haga feliz, que a ti te saqué una sonrisa. Ten la seguridad que si tu otro referente ve lo feliz que eres, eso lo hará feliz y quizá, aunque no lo divulgue, quizá estará "parando antenas" a algo que le haga feliz, quizá el verte feliz le haga su día y si no, tampoco es tu problema ni debería ser algo que te impida ver lo bueno de tu día.

Hay que ser necios a veces. Algo que me hace muy feliz es abrazar a mis papás al menos una vez al día. Por ahí leí que sí abrazas por 20 segundos a alguien el abrazo puede volverse terapéutico. Un día decidí probarlo con mi mamá, me sorprendió que 20 segundos descubrir haciendo algo que no acostumbras pueden sentirse como un minuto, pero eso pasa. Al inicio mi mamá se quedaba estática, ahora aunque a veces por el trabajo pareciera que no tiene tiempo para un abrazo, se que lo disfruta. Estoy tan agradecida por tener esta oportunidad porque se que son los 20 segundos más enriquecedores y terapéuticos de mi día. Mi papá es un poco más renuente pero también se que le gusta cuando lo logro pescar esos 20 segundos.

Dicen que el que busca, encuentra. ¿Qué tal buscar sólo lo bueno? Porque lo malo de seguro llegara, por aquello del equilibrio, pero les aseguró que no tendrá el mismo efecto cuando uno se enfoca en lo bueno que en lo malo.


El reto son 100 días, voy en el día 36 y creo que eso ha permeado incluso en mi familia, trabajo, amigos. La felicidad definitivamente se contagia. 

domingo, 13 de abril de 2014

No todo es miel sobre hojuelas.

Generalmente cuando la gente lee los blogs parecería que todo es fácil. Si es uno de cocina, las imágenes resultantes de las recetas elaboradas de forma sencilla son espectaculares, sin embargo, uno al realizarlas, ve otro resultado totalmente diferente y no en un buen sentido.

Lo mismo podemos ver en blogs sobre diabetes, todo parece sencillo: cifras de glucosa ideales, nos platican (ahora me les uno a los blogueros: les platicamos) sobre lo fácil que es el conteo de carbohidratos, las microinfusoras de insulina, sensores, glucometros, jeringas, etc., pero no, la realidad, nuestra realidad, no dista de lo que vive cualquier persona con diabetes, simplemente nosotros creemos (porque lo vivimos) que no se puede ver todo con un solo lente, elegimos ver con un lente que nos deje ver más allá de lo que una enfermedad crónica trae consigo y emplear esos baches que conlleva tener diabetes como sesiones intensivas de aprendizaje. Al convertirlo en aprendizaje, se transforma en algo bueno, se los platicamos y en realidad ya no se ve como algo taaaan malo.

Les platico, he estado entrenando, como me lo indica mi entrenador (que también es doctor), levantandome temprano, ajustando tiempos para las carreras largas, etc. Sin embargo la semana pasada no pude hacer nada y cuando digo nada es: NADA. No me pare ni un día en la pista. Al inicio se lo achaque al cambio de horario, pffff era como sí me levantara a las cuatro de la mañana (se que en teoría es lo mismo, si me duermo a las diez de la noche y me levanto a las cinco en el nuevo horario en realidad duermo lo mismo, pero en la practica sabemos que no es igual). Me sentía cansada, mis cifras de glucosa lunes y martes relativamente bien, ligeramente más altas de lo que acostumbro pero aún en rangos normales, nada que preocuparse, el miércoles comenzó a subir la glucosa, primera señal de alarma de que algo en mi cuerpo no estaba bien, pero yo me sentía bien... hasta la tarde, el jueves tenía fiebre y malestar estomacal entre otras cosas que no quiero mencionar. Como buena mexicana y haciendo las cosas mal me dije: me "ha de haber echo daño algo que comí", me tome la clásica pastilla para el dolor de estómago y listo, pero no estaba listo. El dolor, aunque más leve, seguía, la fiebre continuaba. El viernes lo sobrelleve pero el sábado al ver que no podía (ni quería) correr le llame a mi gastroenterólogo, le comente mi situación y me dijo que fuera al hospital donde tiene su consultorio a que me hicieran unos estudios. Al revisarme me dijo, "mira, no te voy a dar antibiótico hasta ver los resultados "(me encanto, porque hay médicos que sin saber te dan antibióticos y quizá lo que tienes no se trata con antibióticos y ahí vas por la vida cargada de ellos y haciendo resistencia a los mismos para que no sirvan cuando si los necesitas), me hizo toda serie de estudios de los cuales aún no tengo el resultado pero si una conclusión: no debo comer en la calle, aún si los elotes con queso son mi debilidad y el lugar parezca limpio, con el calor y el viento en la noche los bichos pululan y una de esas puede caer en mi comida. ¿Algo diferente de mi a otra persona sin diabetes? No, la diferencia es que a mi, con diabetes, me generó un ligero descontrol y no sólo de un día, sino de varios que me impidió continuar con mis entrenamientos y me género estrés innecesario, porque el tiempo corre, el maratón se acerca y yo me doy el lujo de vacacionar de mis entrenos por estar enferma.

Con todo esto les quiero decir que sí, una enfermedad ya sea gripa, estómago o algo es horrible para cualquier persona, pero para una persona con diabetes es, quizá, no digo peor, pero si requiere más cuidados, porque la glucosa se eleva y si no se controla puede alargar el ciclo natural de una sencilla enfermedad y descontrolar más la glucosa y así, un círculo vicioso. Lado positivo de la diabetes y enfermedad: si has llevado un control de tus glucosas, alimentos y conoces tu cuerpo, podrías anticipar que traes algún bicho dentro de ti aún sin tener el primer estornudo, tan sólo con observar tus curvas de glucosa (ojo, no digo que así sea siempre y para todo) y entonces comenzar a tomar acciones, en el caso de la microinfusora de insulina puedes tener un basal alterno para días de enfermedad y es maravilloso porque te olvidas del tanteo y te puedes ocupar sólo de la enfermedad sin preocuparte tanto de la diabetes.

En fin, mi conclusión es que con diabetes o sin diabetes las enfermedades son una lata, te cortan el ritmo de vida que traes pero siempre es una llamada de atención que tu cuerpo te da si algo no estas haciendo bien para cuidarlo (después de todo, el hace tanto por ti)  y tienes dos opciones: o lo escuchas y tomas acciones o tu cuerpo te hará escucharlo. Todo, tanto bueno como malo es un aprendizaje, sólo es cuestión de levantar antenas, detectarlo y decidir tomarlo como lo que es, cosas de la vida que pasan y van a seguir pasando, puedes elegir tomarlo de la mejor manera, aprender y seguir adelante o hundirte en ello, seguir mal y terminar peor y sin aprender lección. ¿Tu que eliges?